Mostrando entradas con la etiqueta presupuesto apretado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta presupuesto apretado. Mostrar todas las entradas

24 de octubre de 2014

Trucos para no facturar el equipaje de mano (con Ryanair) ni pagar exceso de peso

¿Cuántas veces os ha pasado? Estáis haciendo la cola para embarcar y lleváis vuestra maleta de mano y vuestro bolso o mochililla (porque esto se supone que no cuenta como equipaje de mano), cuando de repente llega una azafata (de Ryanair, Easyjet y compañías por el estilo) y os dice "¡Sólo un bulto por persona! Tienes que meter el bolso en la maleta". Oh oh. ¿Meter el bolso en esa maleta de mano que ya va a tope y has tenido que sentarte encima para cerrarla? Imposible. Pero la otra opción es facturar esa minimaleta por 40€ o 50€ y ¡a eso sí que te niegas en redondo!

Parece ser que en estos últimos tiempos la compañía de Ryanair se ha calmado un poco al respecto y ahora sí dejan llevar una maleta de mano (que no exceda las medidas 55 cm x 40 cm x 20 cm) más un bolso pequeño (35 x 20 x 20 cm). Ya no piden a cada pasajero que meta su mochila o maleta en esos famosos cajones donde la maleta entra a trompicones y se necesita la ayuda de 3 personas para sacarla después... Pero como nunca se sabe y unos truquillos siempre vienen bien, os dejo un poco del conocimiento que adquirí durante mis años mozos viajando y sufriendo con la restricción de medidas, peso y cantidad de equipaje de mano impuesta por Ryanair.

1. Viajar con lo necesario
Primera regla: en las compañías Low Cost son muy pelmazos con el exceso de equipaje, lo sabemos. Pero aún así intentad llevar lo menos posible en la maleta y organizar esta para que quepa la mayor cantidad de ropa posible.

2. Llevar puesto lo que más abulte y pese 
Esto es: el jersey más gordo que os llevéis, las botas (aunque no es muy cómodo viajar con ellas), los vaqueros (pesan más que los pantalones de tela), la sudadera, el abrigo... Todo encima.

3. Viajar en modo cebolla 
Camiseta de manga corta, camiseta de manga larga, chaquetilla, jersey, sudadera, abrigo, bufanda, calcetines, botas. Cuanto más llevéis puesto... ¡más espacio en la maleta!
Michelin, el primer pasajero que adoptó
el método cebolla para viajar con Ryanair
4. Dejar espacio en la maleta
Esto es fácil decirlo pero no siempre es posible hacerlo. Siempre nos parece que "el bolso ya cabrá" y al llegar a la puerta de embarque... ¡sorpresa! No entra. Ya lo dicen las madres: más vale prevenir.

5. Utilizar el abrigo para tapar el bolso adicional
Si no me habéis hecho caso en el punto 4 y lleváis la maleta de mano y el bolso, y os dicen que nanay, que solo un bulto, sabed que hay varias soluciones. La primera es que, si lleváis un abrigo o chaqueta, os lo echéis al brazo con el que sujetáis el bolso de manera que este lo cubra. Parece mentira, pero os juro que a mí me funcionó todas las veces que lo hice con Ryanair. Tan solo hay que disimular para que no se note que hacéis un esfuerzo físico excesivo sujetando un "simple" abrigo.

6. "Ponerse" la maleta
La otra opción es, claro está, hacer hueco en la maleta de mano para que quepa el bolso. El problema es que la mayoría de las veces tanto la maleta como el bolso están a tope. Hay que adoptar medidas desesperadas (y no aptas para vergonzosos): ponerse más ropa encima. Sí, ya sé que habréis adoptado mi punto número 3, vais en modo cebolla y pesáis 4 kilos más que de costumbre... Pero siempre, siempre, podemos ponernos más ropa. ¿Cómo? Los vaqueros que pesan y ocupan en la maleta: utilizad las perneras para atároslos a la cintura (como si fueran un jersey); lo mismo con los jerseys: atados a la cintura; si lleváis pañuelos y bufandas: todos al cuello; ¿que viajáis con una plancha de pelo o secador que pesa y ocupa? ¡al bolsillo!; la cartera (la mía en particular es muy grande y pesada): en la mano o bolsillo; el libro que os pareció una buena idea llevar y es muy gordo: en la mano; la cámara de fotos: colgada al cuello, en un bolsillo o agarrada por el cinturón... Seguro que así hacéis hueco suficiente como para meter ese bolso de más. Eso sí, intentad cubriros lo máximo posible con el abrigo para que no se note vuestra extravagancia (no vaya a ser que no os dejen pasar, no por raros, sino por ir de listillos).

7. Llevar riñonera
Ocupa menos que un bolso y, aunque no caben tantas cosas, es más fácil cubrirla con la ropa que se lleva encima. Puede veniros muy bien para no tener las manos llenas con la documentación, la cartera...

¿Quién no conoce las temidas cajas de Ryanair?
Foto de http://www.ocholeguas.com/
8. Viajar con una mochila
(En lugar de una maleta de mano). He comprobado que sospechan menos de ti si llevas una mochila en vez de una maleta. Deben pensar que entran menos cosas o que son más pequeñas (lo cual no es necesariamente cierto), así que pasan un poco más de ti y no te acosan tanto como a otros para que metas la mochila en la "jaula de las medidas". Además, una mochila es más blanda por lo que será más fácil redistribuir el contenido y embutirla en la jaula en caso de que te lo pidan. Eso sí, cuidadín con la caja de cartón (no la de hierro) porque ésta da más problemas cuando llevas mochila: la caja debe entrar y salir perfectamente y sin deformarse... pero en la mochila, al ser más blanda, el peso se va abajo haciendo un bulto efecto barriga, lo cual facilita que la caja de cartón se deforme.

9. Meter la maleta en la jaula con las ruedas hacia arriba
Entra mejor, no corréis el riesgo de que éstas se rompan y las azafatas no tendrán duda de que cumple las medidas. Aunque seguramente necesitaréis ayuda para sacarla...


Aprovecho para recordaros que el límite de peso para el equipaje de mano es de 10kg (con Ryanair). También es cierto que rara vez pesan las maletas de mano, por lo que en este aspecto se tiene un poco más de libertad. Pero no os confiéis porque sí lo hacen en algunos aeropuertos, como en el de Charleroi, Bélgica (el único donde me la han pesado hasta la fecha).


Con estos trucos ya estáis preparados para burlar las restricciones viajar con Ryanair. Es posible que paséis algo de calor si vais como cebollines, pero en el avión podréis despojaros de todas vuestras capas... ¡sin haber pagado una facturación adicional!

Y vosotros, ¿tenéis algún otro truco?

(Puede que algunas consignas parezcan una locura, pero todo lo relatado está basado en hechos reales y se ha probado su eficacia en diferentes ocasiones.)

4 de septiembre de 2014

Los mejores (y más baratos) sitios para comer en París

París, la cocina francesa, baguette por aquí, crêpe por allá... Oh là là, todo refinamiento y elegancia. Y de repente, ¡cataplún!, nos damos de narices con el precio. Demasiado bueno para ser barato. Y es que la comida francesa es excelente, pero todo tiene un precio. Pero si vosotros, como yo, disfrutáis de una buena comida (y a ser posible contundente); si, como yo, preferís no gastaros los ahorros o el sueldo del mes en un restaurante; o si, como yo, a menudo viajáis con un presupuesto ajustado y no os podéis permitir La Tour d'Argent... aquí os dejo mi lista de los mejores sitios (y más baratos) para comer en París cuando se viaja con un presupuesto ajustado:


Au P'tit Grec

Comenzamos por un clásico de los habitantes parisinos. Seamos sinceros: habéis venido a París y una cosa está clara: ¡no podéis iros de aquí sin haber comido una crêpe! Las hay por todas partes de la ciudad, dulces, saladas, caras, menos caras... (Casi) todas estarán deliciosas, pero ninguna lo estará tanto ni os saciará como las que cocinan en este pequeño restaurante de la Rue Mouffetard. Si os dejáis caer por aquí, es posible que tengáis que esperar un poco, pues las colas que se forman a veces llegan a la otra acera, pero merecerá la pena (y es que su reputación lo precede, son las mejores crêpes de París). Además de una excelente calidad y un tamaño más que aceptable por el precio que se pide (alrededor de los 5€ o 6€), el servicio es muy agradable y la localización es perfecta: situado en una calle muy frecuentada y animada, con bares a buen precio y ambiente agradable; y a menos de 5 minutos andando del Panteón y de la mezquita. Lo único malo es que no tiene WC.

Tribal Café

Pocos conocen la existencia de este bar, donde se puede comer un buen plato de cuscús o de mejillones con patatas fritas por el precio de una cerveza. Sí, sí, como lo oís. Los miércoles y jueves sirven acompañando a la bebida un plato de mejillones con patatas fritas (moules frites), y los viernes y sábados un buen plato de cuscús. La pinta solo cuesta 3'5€ (2'85€ durate la happy hour), pero si venís para cenar (sirven los platos gratis a eso de as 21h) venid con una hora de antelación, ya que este bar es desconocido a los turistas, pero siempre está lleno de parisinos que buscan los planes más baratos.

Bouillon Chartier

Al contrario que el anterior, este restaurante es ampliamente conocido tanto por turistas como por locales, lo cual no implica que sus precios sean elevados. Presenta una gran variedad de platos típicos franceses (del tamaño de tapas) a un precio muy asequible. El interior está decorado como un tren antiguo, haciéndonos olvidar la época en la que vivimos. Eso sí, suele estar abarrotado por lo que las colas para entrar son habituales y no es de extrañar que os sienten en la misma mesa que unos desconocidos. Puede parecer una falta de intimidad, pero ¡muchos aprovechan esto para establecer conversación con los vecinos! Por desgracia, debido a sus dimensiones y su gran afluencia, los camareros no se detienen mucho tiempo en cada mesa y, mi teoría es que algunos platos no los cocinan en el momento, sino que los recalientan...


Ama Dao

Este pequeño restaurante está a las afueras de París, por lo que su situación no es la más práctica si solo se viene por unos días y con el tiempo justo para ver los monumentos más importantes. Pero si os perdéis por Levallois o, simplemente, queréis probar uno de los mejores bobuns de París, no dejéis de venir. El servicio es muy agradable, los ingredientes son frescos y el precio es asequible: por 10€ podréis comer un saludable plato vietnamita. Si bien el restaurante es muy pequeñito, sus platos no lo son tanto.

Sahil

Este restaurante indio-paquistaní tiene una decoración horrorosa, pero no os dejéis engañar por las apariencias. Una vez dentro y sentados en las sillas cuyo plástico no ha sido retirado completamente, podréis pedir platos copiosos por 6€, grandes vasos de lassi por 3€ y menús por menos de 10€.

Flam's



Es una cadena (hay 4 o 5 en toda la ciudad) en la que se presenta un plato típico de Alsacia: la flammekueche. Es una especie de pizza rectangular y muy fina. En sus orígenes consistía en una fina capa de pan que se metía al horno para comprobar la temperatura de este. Posteriormente, se añadieron otros ingredientes (cebolla, bacon, nata, champiñones...) y empezó a servirse como plato. En este restaurante se puede elegir el menú (¿una sola o buffet libre?) y los precios son razonables (especialmente si se contrata el buffet libre, pues por menos de 15€ el camarero te trae flammekueches hasta que dices basta). No es tal vez la comida más sana (suelen llevar una base de nata o crema fresca) pero es perfecto para descubrir la gastronomía alsaciana a un precio reducido.

Chez Gladines

He de reconocer que me atrevo a recomendar este popular restaurante vasco a pesar de no haber estado (todavía)... No obstante, todas las opiniones de amigos y conocidos apuntan en la misma dirección: raciones enormes, buen precio y mejor calidad. Cuando abrieron el primer restaurante, tuvo tanto éxito que unos años después se vieron obligados a abrir otros más en la capital gala. Aun así, es frecuente hacer un poco de cola (y es que los restaurantes con raciones abundantes son más bien pocos por estos lares).


Y de postre...

Maison Berthillon

Un helado de la heladería más mítica y reconocida de París: la maison Berthillon. Muchos lo consideran el mejor helado de París y he de decir que ¡están deliciosos! Está situada en pleno centro de la ciudad, en la Isla de St Louis (la cual está repleta de heladerías) y aunque no son los más baratos... merece la pena hacer la cola para después disfrutar de su sabor contemplando Notre Dame desde algún puente cercano. ¡Atención! Si vais durante el verano es posible que estén cerrados por vacaciones...

Y con esto y un bizcocho, os deseo... BON APPÉTIT !

16 de junio de 2014

Croacia, ese gran desconocido (para mí)

Este ha sido mi último viaje. La elección fue simple: quería un país al sur, con sol, playa y precios baratos. Hasta ahora nunca me lo había planteado, aunque últimamente la gente me había hablado muy bien de este destino. Y Ryanair hizo el resto... un vuelo de ida y vuelta a 65€ y 4 días bien acompañada para un viajecito en plan relax y en amoureux.

Croacia mola mucho. Antes de ir miré algunas fotos en google y flipé. Pero ¡nada que ver con la realidad! Lo bueno de irte de viaje sin saber qué te vas a encontrar es eso, que lo te encuentras suele ser mucho mejor de lo que hubieras imaginado. En mi ignorancia, desconocía completamente que Croacia tuviera tanta historia romana y unos paisajes tan idílicos. Por desgracia no tuvimos tiempo de descubrir mucho: un presupuesto ajustado y un fin de semana largo no dan para más, pero aun con todo ¡no paramos! En 4 días vimos 3 ciudades y sin estresarnos en absoluto. ¿Cómo es posible? El secreto está en el tamaño:

Pula, capital de la región de Istria y ciudad en la que dormimos, se ve en 2 o 3 horas. No miento. Bueno, si entras a ver los monumentos y museos, tal vez necesites un poco más. La primera noche que pasamos allí lo vimos todo, aun sin saberlo. Fue a la mañana siguiente cuando, guía y mapa en mano, nos dimos cuenta de que la ciudad ya no escondía secretos para nosotros. Eso sí, vimos el anfiteatro con todas las luces del día. Cuando más me gusto fue al atardecer. ¡Qué atardeceres tiene Croacia! Aquí os dejo una humilde muestra, ya que mi talento fotográfico y mi cámara de fotos con la pantalla rota no dieron para más:


Rovinj y Poreč, las otras dos ciudades que vimos, son increíbles pero increíblemente pequeñas. Esto nos pilló de sorpresa y aprovechamos el mismo día para ver las dos. Rovinj ha sido la que más me gustó.

Arquitectura de "casas viejas"



Tiene una arquitectura de "casas viejas" como a mí me gusta y unas vistas preciosas. Además, antes de llegar a Croacia no sabíamos qué ciudades visitar...






Rovinj desde el aire (gracias Google por esta foto)



Pero Rovinj la vimos desde el avión y una vez en Pula la describimos y preguntamos qué ciudad era. El promontorio molón se conoce como "ciudad roja", y nos bañamos justo a los pies de la iglesia que está en el centro (y que se llama Santa Eufemia). Sí, sí, justo ahí donde la flecha.




Poreč también es muy bonita e igualmente pequeña. Es conocida por su Basílica Eufrásica, que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Sobre esta ciudad leímos en la guía que la basílica era lo más de lo más, así que allí que nos fuimos. Y como suele pasar cuando te haces expectativas... te llevas un chasco. La basílica es una pasada y si vas a Poreč hay que verla, pero nosotros esperábamos lo más de lo más. Eso sí, lo que me impresionó mucho son los mosaicos: ¡se conservan súper bien y son del siglo IV!

 



El hecho de que estas ciudades fueran pequeñitas nos permitió ir a la playa 2 días en lugar de uno, como habíamos previsto en un principio. El agua estaba un poco fría, pero es tan clara y el paisaje es tan idílico, que te dan ganas de meterte todo el rato. Para los que no lo sepáis (como era mi caso) las playas no son de arena, sino de roca (no de gravilla, no, de roca). Tal vez queráis prever unas chanclas adaptadas al medio para poder andar por las rocas e ir a descubrir los rincones más bonitos (huid de la playa donde está todo el mundo, los paisajes son mejores cuando te alejas de la multitud). Las fotos están aún por llegar...

Para completar esta guía de cómo ver Istria en 4 días, aquí van algunos consejos prácticos:

Croacia no es caro. Si eres estudiante o tienes un presupuesto apretado, es el destino perfecto.

- En Pula puedes comer raciones tamaño XXL por unos 4 o 5€. ¿Dónde? Aquí.

- Si lo que buscas es un destino para ir en pareja y/o en plan relax, Croacia es la respuesta.

- Si estás pensando en hacer un recorrido por Croacia, te aconsejo no reservar hotel en ninguna ciudad. Es muy fácil encontrar alojamiento, basta con encontrar en la estación de bus gente que te lo ofrece (más bien ellos te encuentran a ti) o con pasearte un poco por la ciudad y buscar placas que digan "sobe" o "appartement". Mi consejo: visita varias casas, compara precios y elige; negocia el precio y, si es posible, quédate en casa de alguien que hable inglés, así os entenderéis más fácilmente. Además, si una ciudad te gusta más o menos, tendrás la oportunidad de cambiar cuando quieras.

- Muchos de los restaurantes tienen a gente que intenta que te quedes a comer en su restaurante. Esto no está mal, te permite comparar precios y cuando les dices que no, te despiden con una sonrisa. Pero si hay alguno un poco desagradable que apenas te da tiempo a expresarte, HUYE. Nosotros caímos en la trampa y pagamos las consecuencias: tardaron media hora en servirnos y nos cobraron a 1€ una salsa blanca...

Llévate el bañador siempre. Aunque tengas pensado únicamente visitar una ciudad, o te parezca que no hace tanto calor como esperabas, o creas que es un coñazo ir siempre con la toalla y una mochila a cuestas. Las aguas cristalinas, un sol que no perdona y la posibilidad de bañarte en casi cualquier rincón harán que te arrepientas de no poder darte un chapuzón si no has cogido el bañador...

Y por último, mi TOP 5 de lo mejor/peor del viaje:
  1. Ir sin haber previsto nada. Sin casa, sin saber qué hay que visitar, sin hablar el idioma.
  2. Los paisajes. Solo me arrepiento de no saber plasmar en una foto lo que me flipa.
  3. Los monumentos romanos. ¡Están por todas partes! Desde los mejor conservados hasta los que están esparcidos por las calles (partes de columnas, frontones...) como si nada. ¿Lo mejor? Toparnos con el teatro romano de Pula y con el frontón de Poreč.
  4. El carácter mediterráneo. Cruzarse con gente agradable, sonriente, sin prisas... y todos bronceados!
  5. La cama. ¡Dormí como nunca! Súper cómoda, grande... Habría sido perfecta de no ser porque tuvimos una compañía con la que no contábamos... Pero eso ya lo dejo para otro día.